sábado, 6 de agosto de 2011

miércoles, 3 de agosto de 2011

“Hoy es la sociedad la que produce...



Hoy es la sociedad la que produce, y el hombre el que consume. Todo el mundo puede criticar, forzar, desmitificar y proponer reformas, pero deberá permanecer dentro del sistema: no se le permite ser libre.”… “El cambio que se debe producir es, por tanto, el del regreso a unos proyectos limitados y subsidiarios en los que el ser humano sea el eje de la búsqueda, y no el medio y el instrumento.

Germano Celant. Arte Povera. Apuntes para una guerrilla. (1967)


Un estudiante se levanto y pregunto (a Fernando Birri) ¿para qué sirve la utopía? La utopía esta en el horizonte, y dijo: yo sé muy bien que nunca la alcanzare, que si yo camino diez pasos ella se alejara diez pasos, cuanto más la busque menos la encontrare porque ella se va alejando a medida que yo me acerco, … , la utopía sirve para eso, para caminar.

Eduardo Galeano, extractos de la entrevista realizada en Singulars (Canal 33)


http://www.youtube.com/watch?v=Db9QuBGQtHs&feature=share

http://www.youtube.com/watch?v=1MPe07vKw2w&NR=1

http://youtu.be/cd2bfub37Z8



No es sólo el intelecto lo que nos hace humanos. También el sentimiento y la voluntad, Anselm Kiefer.


No quiero caer en la hagiografía, de modo que tratare de pasar de puntillas. Mi voluntad es huir de cualquier tipo de fanfarria o discurso erudito.

Pienso que la situación actual, social y económica, ha desbordado el proyecto. De modo que con las citaciones quiero recoger ideas que comparto. Apropiaciones.

Ideas que ligan el pensar con el sentir o viceversa. Que retornan al hombre al eje de la existencia, en harmonía con su entorno, en la mejor tradición HUMANISTA.

¿Qué sentido puede tener realizar una acción plástica o visual con la que está cayendo?, ¿quizás se trate de elaborar un ejercicio ético mediante elementos estéticos?

Juan Carlos Estudillo


De la dictadura a la democracia



Acampada Barcelona
Aldo Cardoso

Desafortunadamente, el pasado todavía está con nosotros. El problema de las dictaduras es profundo. Personas en muchos países han sufrido décadas y hasta siglos de opresión, ya sea de origen doméstico o foráneo. Frecuentemente, la sumisión incuestionable a figuras de autoridad y gobernantes ha sido inculcada por largo tiempo. En casos extremos, las instituciones sociales, políticas, económicas y hasta religiosas de una sociedad, fuera del control del estado, han sido deliberadamente debilitadas, subordinadas y hasta reemplazadas por nuevas instituciones regimentadas y usadas por el estado o el partido en el poder para controlar a la sociedad. La población ha sido frecuentemente atomizada (convertida en una masa de individuos aislados) incapaces de trabajar juntos para obtener su libertad, de confiar los unos en los otros, o de siquiera hacer mucho por su propia iniciativa.

El resultado es predecible: la población se debilita, carece de estima personal, y es incapaz de resistir. Las personas frecuentemente tienen demasiado miedo para compartir su odio hacia la dictadura y sus ansias de libertad aún con su familia y amigos. Las personas frecuentemente están demasiado horrorizadas para pensar seriamente en una resistencia pública. De cualquier manera, ¿cuál va a ser el resultado? En su lugar, se enfrentan a un sufrimiento sin propósito y a un futuro sin esperanza.

Las condiciones en las dictaduras actuales pueden ser mucho peor que antes. En el pasado, algunas personas podían haber intentado resistir. Protestas masivas y manifestaciones de corta duración podían haber ocurrido. Quizás los ánimos se alzaran momentáneamente. En otras ocasiones, individuos y grupos pequeños podían haber conducido valientes pero fútiles gestos, afirmando algún principio o simplemente su desafío. No obstante la nobleza de los motivos, tales actos de resistencia en el pasado frecuentemente no han sido suficientes para superar el miedo del pueblo y su hábito de obediencia, un requisito necesario para destruir la dictadura. Tristemente, estos actos pueden haber acarreado sólo un aumento del sufrimiento y del número de víctimas, en vez de victorias o tan siquiera esperanza.

Gene Sharp De la dictadura a la democracia